EL RESPETO.
El respeto es la base fundamental para una convivencia sana y pacífica entre los miembros de una sociedad. Para practicarlo es preciso tener una clara noción de los derechos fundamentales de cada persona, entre los que se destaca en primer lugar el derecho a la vida, además de otros tan importantes como el derecho a disfrutar de su libertad, disponer de sus pertenencias o proteger su intimidad, por sólo citar algunos entre los muchos derechos sin los cuales es imposible vivir con orgullo y dignidad. El respeto abarca todas las esferas de la vida, empezando por el que nos debemos a nosotros mismos y a todos nuestros semejantes, hasta el que le debemos al medio ambiente, a los seres vivos y a la naturaleza en general, sin olvidar el respeto a las leyes, a las normas sociales, a la memoria de los antepasados y a la patria en que nacimos.
Para ser respetuosos...
- Tratemos a los demás con la misma consideración con que nos gustaría ser tratados.
- Valoremos y protejamos todo aquello que nos produzca admiración.
La falta de respeto
La falta de respeto es propia de las personas desconsideradas y egoístas, insensibles en alto grado al entorno social. Es tal su indiferencia o su ignorancia con respecto a quienes viven a su alrededor, que pasan por alto las más elementales normas de convivencia, como si no las conocieran -lo cual resulta ser cierto en muchos casos- o, lo que es peor, conociéndolas y haciendo alarde de que les tienen sin cuidado. Quienes así obran causan un daño considerable a la sociedad y a los individuos en particular, pues pisotean su dignidad y su derecho a ser tenidos en cuenta y respetados. Este comportamiento es típico de los gobernantes y funcionarios corruptos o despóticos, de los
padres o madres tiránicos, de los hijos insolentes o desagradecidos, de los maestros autoritarios o arbitrarios, de los vándalos que destruyen por placer los bienes de la comunidad, y en general de todos aquéllos que desconocen el valor de las personas y de las cosas.
Respeto es una palabra cuyo significado puede variar con respecto al contexto donde se encuentre.
El respeto puede manifestarse como un sentimiento de obediencia y cumplimiento de ciertas normas: el respeto a la ley, por ejemplo.
Tener respeto por alguien o algo superior, por su parte, alude a una actitud que puede expresarse como sumisión, temor, recelo o prudencia.
Hablar acerca de un tema con respeto, como, por ejemplo, las diferentes religiones, creencias y comportamientos del ser humano, es hablar de manera sensible, ponderada y reflexiva, sin incurrir en descalificaciones o menosprecios.
Asimismo, la expresión “con todos mis respetos” indica que lo que se va a decir a continuación es una crítica pero constructiva y con respeto hacia la otra persona.
El respeto puede ser también una forma de mostrar veneración o adoración, de prestar culto o rendir homenaje a alguien, como lo indica la expresión “presentar mis respetos”. En este caso, cuando utilizamos la palabra “respetos” en plural, es para significar saludos de cortesía.
“Faltar al respeto”, finalmente, es no guardar la consideración o el debido respeto a una persona, en especial al decirle una cosa poco apropiada.
Por qué cuesta respetar las diferencias

Debe entender que los demás, al igual que usted, tienen una opinión propia sobre la vida, la cual es tan válida como su punto de vista. Respétela.
Cada día se nota más en la sociedad la falta de tolerancia y de respeto para con los demás. Quizás las razones son inexplicables, pero todos en algún momento han cruzado el límite de la cortesía y han agredido al otro. Algunas veces sin intención.
El respeto debe ser un valor, según los expertos, infundido desde la infancia, que al contrario de ser conceptual es un hábito que se debe poner en práctica a diario. Aunque muchos recibieron la lección de sus padres, es cumplirlo con el prójimo, por eso siempre se debe buscar conocer la opinión, pensamiento e ideas de los demás.
La pregunta es ¿Por qué cuesta respetar las diferencias? El principal motivo, de acuerdo con los especialistas en sicología, es porque muchas veces las personas no logran tener el respeto hacia sí mismos, esto hace que sea imposible darlo a los demás. Otro motivo es debido al egocentrismo que los acapara, en el que persistentemente desean que su posición sea primero, sin importar lo que piensen o sientan los demás.
Los expertos consultados resuelven las inquietudes frente a este tema y dan algunos consejos para evitar caer en faltas de respeto o intolerancia con sus familiares, amigos o conocidos.
Primero respétese uste
“Este es un valor, una virtud, que para saber qué es, debo iniciar por mí. Simultáneamente adquiero capacidades de respeto al otro y los otros. No solo la opinión sino el sentimiento. Una vez que comprenda esto, empiezo a saber que debo escucharme y escuchar, lo autocontrolo, conozco mis límites, asumo una actitud de respeto, la proyecto a los demás y valoro a los que me rodean”, puntualiza la Facilitadora.
Por qué cuesta respetar las diferencias de los demás?
Siempre que tratemos temas sociales debemos tener en cuenta el contexto social al cual pertenecemos, esto no quiere decir que nuestros principios sean marcados por un espíritu egocéntrico que impide aceptar la opinión de otros de forma responsable y respetable, pero si se basa en el poco espacio que le dedica la sociedad en valores como el respeto, la humildad, la tolerancia, el derecho a escuchar y a ser escuchado sobre un parámetro de igualdad. Nuestra sociedad está inmersa en una escala muy alta de generación de violencia, donde impera la ley del más fuerte o del menos débil por llamarlo de alguna forma.
¿Por qué cuando se quiere tener la razón de opinión y pensamiento, se acude a emanar poder?
Esos mecanismos que son extremos sugiere que quien los dice posee la verdad absoluta, según su propio criterio y los defiende a costa de lo que sea, basado tal vez en su creencia, su experiencia, su imagen de poder o su estatus, o tal vez porque su formación mental le impide aceptar la opinión de otros. Basta llegar a internalizar en nuestros pensamientos la premisa de que ‘nadie tiene la razón verdadera’, para desmontar la creencia de que las cosas se hacen o se dicen de acuerdo con una postura particular.
¿A qué se debe que se tenga menos tolerancia cuando no se le da la razón?
Existen tres verdades: la verdad del uno, la verdad del otro y la verdad. Extraña dicotomía, pero con un sabor a imperfección que le cae muy bien a muchos seres humanos que se sienten absolutos e intocables. Se debe la minimización de la tolerancia precisamente al sometimiento de la verdad absoluta, a sentirnos impotentes ante una postura o un hecho que asumimos de forma diferente.
¿Qué sucede con esas personas que se aferran a su pensamiento o criterio?
Hay que entender que estamos en un mundo plural en el que debo respetar y aceptar las ideas de los demás. Para un joven es más fácil, son más tolerantes y acceden a esos nuevos pensamientos, por su parte, el adulto en edad avanzada vuelve a esa terquedad de niño, a ese egocentrismo.
Esto es normal cuando está dentro del dialogo común, pero cuando busco defender mis ideas y pensamientos así deba morir o matar, se sale de eso normal. Lo importante es saber escuchar a los demás, sin pisotear el pensamiento o posición del otro.
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